La vuelta del infierno. 2 comentarios

La llamada de Benedicto XVI a la cruzada ideológica contra la laicidad incluye la reposición del infierno: “El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno”. El Papa cree que la vida cristiana occidental es “una viña devastada por jabalíes” y que “nuestro verdadero enemigo es unirse al pecado que puede llevarnos a la quiebra de nuestra existencia”. El 13 de marzo de 2007, en una Exhortación pastoral perfilada durante año y medio (primer sínodo de su pontificado), retó a los reunidos a llegar al meollo de la crisis del cristianismo para que Dios, un “proscrito en Europa”, vuelva a figurar en la agenda de una sociedad de bautizados que ya no hace caso a la religión.La proclamación de que “el infierno existe y es eterno” es la continuación de esa estrategia papal. Lo curioso es que su antecesor, el polaco Juan Pablo II, muerto hace dos años, corrigió hacia la dirección contraria el concepto tradicional del catolicismo sobre el infierno. Lo hizo en el verano de 1999, en cuatro audiencias consecutivas, cada una dedicada a desmontar la credulidad popular sobre el cielo, el purgatorio, el infierno y el mismo diablo. En la audiencia del miércoles 28 de julio de 1999, Juan Pablo II dijo: “Las imágenes de la Biblia deben ser rectamente interpretadas. Más que un lugar, el infierno es una situación de quien se aparta del modo libre y definitivo de Dios”.
Ciertas encuestas llegaron al Vaticano con un 60% de romanos católicos que cree en Cristo, pero no en el infierno ni en el paraíso.